Control de infecciones y bioseguridad

Los odontólogos están expuestos a una amplia variedad de microorganismos presentes en la sangre y la saliva de los pacientes. Estos microorganismos pueden causar enfermedades infecciosas tales como la gripe, neumonía, tuberculosis, herpes, hepatitis B y el SIDA, que se trasmiten a través del contacto directo con sangre, saliva y secreciones provenientes de la cavidad oral de los pacientes.

Para la protección del personal odontológico y de los pacientes durante la atención odontológica está indicado el uso de barreras físicas primarias para el profesional como los guantes de látex o vinilo, anteojos o escudos protectores, tapabocas, gorros, uniformes o batas, jabones antimicrobianos, toallas de papel y algunas secundarias como el papel plástico autoadherible que sirven como coberturas para proteger las superficies que pueden ser contaminadas con las secreciones que vienen de la cavidad oral de los pacientes y con las cuales los profesionales de la salud, el personal auxiliar y los pacientes se pueden contaminar al tener los profesionales de la salud, el personal auxiliar y los pacientes se pueden contaminar al tener contacto directo con éstas.

Para evitar una contaminación cruzada, todo resto de material orgánico y los elementos usados en los procedimientos (los cuales son potencialmente infecciosos) deben ser manipulados y desechados cuidadosamente según las disposiciones legales vigentes que, en materia de control de infecciones, ha dispuesto la Asociación Dental Americana y la Federación Dental Internacional.