El sistema de educación superior definió la deserción como el número de estudiantes matriculados que no siguen la trayectoria normal del programa académico, bien sea por un retiro o por demora más tiempo de los previsto en finalizarla.
La definición de desertor contempla tres instancias; un estudiante se considera desertor del Programa si abandona un Programa académico durante dos periodos consecutivos y no se registra matricula en otro programa de la institución de educación Superior (IES); se considera desertor de la Universidad si abandona la institución durante dos períodos consecutivos o se registra matricula en otra IES sin que siga vinculado a la primera; se considera desertor del Sistema de educación Superior si abandona la institución y no registra matricula en otra IES.
La deserción presenta múltiples factores que influyen en el abandono universitario, factores de carácter social, dificultades asociadas al desconocimiento previo del medio universitario, y otros ligados a la dificultad del paso de la secundaria a la universidad (nivel de exigencia y el nivel de responsabilidad del alumno). Se ha comprobado que la deserción estudiantil conlleva a altos costos sociales y económicos afectando a las familias, los estudiantes y al estado.