Hinestroza Rojas, William FernandoWilliam FernandoHinestroza RojasGopez Taborda, GeraldineGeraldineGopez TabordaMeneses Silva, Edgar HernanMartinez Cajas, Carlos HumbertoOrdóñez Molina, Alejandra MarlethTamayo Cardona, Julian Andres2025-12-102025-12-102025-12-09https://repositorio.unicoc.edu.co/handle/SII-Unicoc/1421Restorative dentistry has experienced significant advances in the last decade, driven by the constant search for materials and technologies that optimize the efficiency, precision, and durability of restorations. In this context, 3D printing technology (additive manufacturing) has emerged as a disruptive and promising alternative to conventional subtractive methods. This innovation has enabled the development of customized dental restorations in remarkably short timeframes and with high morphofunctional precision, also offering key operational advantages such as cost reduction, optimized material use, and greater design flexibility for permanent indirect restorations. However, despite their promising applications, the widespread adoption of this technology raises a fundamental question in modern dental practice: the need to verify the clinical reliability, durability, and properties of these new 3D-printed materials in direct comparison with widely established, next-generation composite resins (1). Photopolymerizable nanohybrid composite resins have demonstrated, over time, predictable clinical performance in aspects such as aesthetics, mechanical strength, polishability, gloss, and durability. In contrast, resins manufactured using 3D printing technology have been developed to optimize production times and improve marginal adaptation, establishing themselves as an innovative alternative in the field of prosthetic rehabilitation. However, one of the critical parameters that could affect their clinical performance is surface roughness.(2) The surface morphology of restorative materials influences not only their optical and aesthetic properties, but also their wear resistance, their behavior in the oral environment, and their susceptibility to bacterial accumulation.(2) Despite the growing interest in 3D-printed resins for permanent restorations, the available scientific evidence on their mechanical properties often presents heterogeneous results and, in general, suggests inferior properties compared to materials manufactured using conventional or subtractive methods.(3) One of the main reasons for this heterogeneity and the difficulty in comparing results between studies is the lack of uniform research protocols.(4) Currently, there are no fully updated or released specific standards (traditional ISO standards) that specifically govern the testing and evaluation of the mechanical properties of dental materials manufactured using additive technologies, such as 3D printing, especially when applied to permanent restorations.(4) Therefore, the need arises to specifically and comparatively evaluate, using a controlled protocol (given the absence of specific standards for permanent 3D printing), surface roughness (Ra), a critical parameter for the clinical performance of restorative materials. This evaluation compares a conventional nanohybrid resin (Filtek™ Z350 XT, 3M Espe®) with a 3D-printed resin (Prizma 3D Biocrown®) to determine whether additive manufacturing achieves surface finish levels equivalent to or superior to traditional materials. This research is fundamental for generating reliable data that, in the absence of specific regulations for permanent 3D printing, contributes to the understanding of its properties and guides clinicians in the selection of materials and manufacturing techniques for permanent posterior restorations, ensuring predictable and durable results.La odontología restauradora ha experimentado avances significativos en la última década, impulsada por la constante búsqueda de materiales y tecnologías que optimicen la eficiencia, precisión y durabilidad de las restauraciones. En este panorama, la tecnología de impresión 3D (fabricación aditiva) ha emergido como una alternativa disruptiva y prometedora frente a los métodos convencionales sustractivos. Esta innovación ha permitido el desarrollo de restauraciones dentales personalizadas en tiempos notablemente reducidos y con una alta precisión morfofuncional, ofreciendo además ventajas operativas claves como la reducción de costos, el uso optimizado de material y una mayor flexibilidad en el diseño para restauraciones indirectas permanentes. No obstante, a pesar de sus prometedoras aplicaciones, la masificación de esta tecnología introduce un interrogante fundamental en la práctica odontológica moderna: la necesidad de verificar la confiabilidad clínica, la durabilidad y las propiedades de estos nuevos materiales impresos en 3D en comparación directa con las resinas compuestas de última generación ampliamente establecidas (1) Las resinas compuestas nanohíbridas fotopolimerizables han evidenciado, a lo largo del tiempo, un desempeño clínico predecible en aspectos como la estética, la resistencia mecánica, el pulido, el brillo y la durabilidad. En contraste, las resinas elaboradas mediante tecnología de impresión 3D han sido desarrolladas con el propósito de optimizar los tiempos de producción y mejorar la adaptación marginal, consolidándose como una alternativa innovadora en el campo de la rehabilitación protésica. No obstante, uno de los parámetros críticos que podría afectar su desempeño clínico es la rugosidad superficial.(2) La morfología superficial de los materiales restauradores influye no solo en sus propiedades ópticas y estéticas, sino también en su resistencia al desgaste, su 12 comportamiento frente al entorno oral y su susceptibilidad a la acumulación bacteriana (2) A pesar del creciente interés en las resinas impresas en 3D para restauraciones permanentes, la evidencia científica disponible sobre sus propiedades mecánicas a menudo presenta resultados heterogéneos y, en general, sugiere propiedades inferiores en comparación con los materiales fabricados mediante métodos convencionales o sustractivos (3). Una de las principales razones de esta heterogeneidad y de la dificultad para comparar resultados entre estudios es la falta de protocolos de investigación uniformes (4). Actualmente, no existen estándares específicos plenamente actualizados o liberados (normatividad ISO tradicional) que rijan de manera particular las pruebas y la evaluación de las propiedades mecánicas de los materiales dentales fabricados mediante tecnologías aditivas, como la impresión 3D, especialmente cuando se aplican a restauraciones permanentes (4). Por lo tanto, surge la necesidad de evaluar de manera específica, comparativa y utilizando un protocolo controlado (ante la ausencia de estándares específicos para impresión 3D permanente) la rugosidad superficial (Ra) que es un parámetro crítico para el desempeño clínico de materiales restauradores, comparando una resina nanohíbrida convencional (Filtek™ Z350 XT, 3M Espe) con una resina impresa en 3D (Prizma 3D Biocrown®), con el propósito de determinar si la tecnología aditiva alcanza niveles de acabado superficial equivalentes o superiores a los materiales tradicionales. Esta investigación es fundamental para generar datos confiables que, a falta de normatividad específica para impresión 3D permanente, contribuyan a la comprensión de sus propiedades y guíen a los clínicos en la selección de materiales 13 y técnicas de fabricación para restauraciones posteriores permanentes, asegurando resultados predecibles y duraderos48 pp.application/pdfesRugosidad superficialresina compuestaimpresión 3Dpulido dentalmateriales restauradoresodontología digitalInvestigación de campoComparación in vitro de la rugosidad superficial entre resina impresa en 3D y Nanohíbrida convencionalIn vitro comparison of surface roughness between 3D printed resin and conventional nanohybrid resintext::thesis::bachelor thesisTRO 31Dental MaterialsComposite ResinsPrintingThree-DimensionalSurface PropertiesDentistryopenAccess